Algo se quema

—Ya muevete haragán —le decía un demonio bestia a un profesor.
—bienvenido a tu infierno, Ahora experimentarás todo aquello que no conocías, que en los placeres de la existencia material no los viviste, y hablo de la angustia y el sufrimiento eterno, —le decía mientras lo enpujaba a una celda con torpeza—. 
Ahí encerrado, el profesor muy asustado se encontró con un monje en una esquina de la celda pequeña, el monje estaba arrodillado totalmente flaco y desnutrido, se vieron y no tardarán en hablarse.
—Bienvenido al infierno, llevo aquí más de 500 años, ya olvidé mi nombre y mi pecado. — menciono el monje con la voz seca y añeja—.
—no puedo creerlo, yo no debería estar en este lugar, tiene que ser un sueño, ¡no puedo creerlo —Alterado se lamentaba el profesor.
El monje se acercó lentamente, le tocó el hombro.
—puede que no estés aquí porque quieras, pero definitivamente estás aquí por qué otro así lo quiso, y no podemos cuestionar aquello que está más lejos de nuestra ordinaria comprensión—.
El profesor, mirando a su alredor se levantó inmediatamente, sintió como todos sus órganos y sensaciónes cambiaron,  mirando al monje asintió.
—Gracias por brindarme un poco de esperanza, es lo que necesitaba, ahora puedo aceptar aquello que el destino preparo para mí ser—. En sus ojos el desdello del fuego provocaba lágrimas traídas en el por un cercano recuerdo con su familia y sus seres queridos. Rápidamente cerró sus pupilas y se dió medio vuelta para preguntarle al monje.
—Cuentame todo lo que necesite saber, te lo suplico—. El monje lo miro por unos segundos sin decir nada, inclino la cabeza y se sentó nuevamente, entonces le dijo. 
—Aqui no estamos las almas más pecadoras, por algo de suerte no nos hallamos en uno de los círculos del Averno, pero si estamos en un sector no muy lejano de la 4to o 5to lengua, aquí de vez en cuando vienen algunos demonios, el resto ya lo experimentarás, no me hace bien tener que contartelo a detalle. —El monje señalo por la celda y agrego, —como te darás cuenta, la puerta de nuestra celda estára siempre abierta, prácticamente estás libre en todo el infierno, pero aunque no lo creas, quisiera por mucho que está puerta estubiera totalmente cerrada. —El monje se recostó en un rincón y termino, —es curioso que podamos dormir, creo que es una bendición, aunque no podrás hacerlo por mucho, ya que los lamentos comenzarán a descontrolarse cuando las bestias salgan a divertirse.
—¿No es un sueño verdad? Para esto fuimos creados, el propósito, la razón de existir, la sociedad y la moral humana, —exhalando e inhalando rápidamente el profesor comenzó a tocer ferozmente—. Entonces abrió sus ojos rápidamente y vio su techo, estaba en su habitación, sorpresa; pero algo era muy diferente de lo habitual, su casa y sus muebles se estaban incendiado, sin perder tiempo se levantó aún con el sudor sobre su frente y aquellos pensamiento del infierno ardiente en su mente, su hora no podía llegar, no para volver aquel lugar de antimateria, tomo impulso y salto por su ventana, prontamente solo se podían escuchar el crujir de la madera al quemarse, eso y nada más.

Cuento hallado en mi bandeja de borradores del 2013, junto con otros 21 misterios que iré subiendo cuando me de la gana.


Si tuviera una foto de mi casa en llamas, la subiría en su lugar, no hay duda 

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