¿Taller de lectura poética?

En esta entrada he querido reproducir algunas frases poéticas que me parecen inmortales, que me fascinaron y corresponden distintos autores.

Juan Luis Borges: “POEMAS DE LOS DONES”

Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría de Dios,
que con magnífica ironía
Me dio a la vez los libros y la noche.

Ruben Darío: “LIBRO EXTRANO”

Libros extraños que halagáis a la mente
en un lenguaje inaudito y tan raro,
y de que lo más puro y lo más caro
hacéis brotar la misteriosa fuente.

Juan Ramón Jiménez: “QUISIERA QUE MI LIBRO”


Quisiera que mi libro fuese
como es el cielo por la noche,
toda verdad presente, sin historia.
Que, como él, se diera en cada instante,
todo, con todas sus estrellas;
sin que, niñez, juventud, vejez,
quitaran ni pusieran encanto a su hermosura inmensa.
¡Temblor, relumbre, música, presentes y totales!
¡Temblor, relumbre, música en la frente
-cielo del corazón- del libro puro!

Gloria Fuertes: “DON LIBRO ESTÁ HELADO”

Estaba el señor don Libro
Sentadito en su sillón,
con un ojo pasaba la hoja
con el otro ve televisión.

Estaba el señor don Libro
Aburrido en su sillón,
Esperando a que viniera
Algún pequeño lector

Llega el invierno.
Espléndido dictado
me dan las lentas hojas
vestidas de silencio y amarillo.

Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno.

Creció el rumor del mundo en el follaje,
ardió después el trigo constelado
por flores rojas como quemaduras,
luego llegó el otoño a establecer
la escritura del vino:
todo pasó, fue cielo pasajero
la copa del estío,
y se apagó la nube navegante.

Yo esperé en el balcón tan enlutado,
como ayer con las yedras de mi infancia,
que la tierra extendiera
sus alas en mi amor deshabitado.

Yo supe que la rosa caería
y el hueso del durazno transitorio
volvería a dormir y a germinar:
y me embriagué con la copa del aire
hasta que todo el mar se hizo nocturno
y el arrebol se convirtió en ceniza.

La tierra vive ahora
tranquilizando su interrogatorio,
extendida la piel de su silencio.

Yo vuelvo a ser ahora
el taciturno que llegó de lejos
envuelto en lluvia fría y en campanas:
debo a la muerte pura de la tierra
la voluntad de mis gerruinaciones.

Luis Alberto de Cuenca: “POR FUERTES Y FRONTERAS”


Qué sería de mí sin vosotros,
tiranos y, a la vez, embajadores,
de la imaginación,
verdugos del deseo
y, al mismo tiempo, mensajeros suyos,
libros llenos de cosas deplorables
y de cosas sublimes,
a los que odiar
o por los que morir.

Amado Nervo: "A KEMPIS"

Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grande ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...,
huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!

Estos son poemas hermosos, valen la pena estudiarlos y leerlos por lo que representan. Siempre serán lo que son: "POEMAS INMORTALES"

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